El crecimiento descontrolado de precios es un problema que se lleva arrastrando desde hace cerca de un año y medio ya. Es por ello que muchas economías tomaron la decisión de establecer políticas monetarias especialmente rígidas para tratar de controlarlo y evitar que siga subiendo el IPC, algo que en un principio no les preocupaba en exceso ya que aseguraban que solo se trataba de un fenómeno “temporal”. Los últimos datos de inflación en Estados Unidos, con el anuncio de una caída más fuerte de lo que en un principio se esperaba, desató la euforia.

No obstante, es cierto que aun es demasiado pronto para entender que ya está todo solucionado, y es importante estudiar en este momento la posibilidad de que solo se pueda tratar de un efecto base como consecuencia de la fuerte subida que se ha producido en lo que va de año.

La inflación siempre se mide con respecto al mismo mes del año anterior. Es probable que por ello podamos ver una tasa de inflación a la baja, aunque la presión inflacionista se haya mantenido constante de un mes a otro.

Ya sabemos, por lo tanto, que la variación de la tasa de inflación anual es la diferencia existente entre la variación mensual del índice de precios del año en curso y la del mismo mes, pero del año anterior. Para que el descenso de esta tasa sea efectivo, las tasas de variación mensuales deberían tener una clara tendencia a la baja. En el caso de Estados Unidos, este fenómeno aun no se está dando. En la Euro Zona ocurre lo mismo, ya que la tendencia con respecto al índice subyacente está solo un poco por debajo de Estados Unidos, aunque la del índice general es considerablemente superior al de el país americano.